SEGUIDORES

24 mar 2011

Regalo-sorpresa


       Me encontraba últimamente inmerso en un mar de dudas, intentando valorar la efectividad de los rigurosos y estrictos entrenamientos que, desde hace algún tiempo, estaba llevando a cabo. Aunque realmente mis dudas no iban enfocadas hacia la efectividad de los mismos, pues considero que ejecutándolos de manera correcta, son garantía de existo, amén de otros factores que no vienen al caso. Más bien esas dudas, iban encaminadas hacia la conveniencia de los mismos, realizándolos deportistas ”amateurs”. Es por ello que llevaba algún tiempo sopesando, si realmente compensa someter al cuerpo a rápidas y exigentes series, a interminables cuestas y a exigir al corazón con elevados ritmos cardíacos. En definitiva, a seguir de manera fiel, un plan de entrenamiento, previamente diseñado, con el único fin, de ganarle tiempo al tiempo, y mejorar algunos segundos, o minutos en el mejor de los casos en la próxima carrera. Dudas porque, exponer al cuerpo a un sobreesfuerzo, provoca daños en forma de pequeñas lesiones, haciendo que el duro trabajo realizado no tenga el fin previsto, sino justamente el contrario.......

      Por todos es sabido que el deporte en general y el ”nuestro” en particular, nos aporta innumerables satisfacciones, pero también es cierto que tiene algo de injusto y mucho de ingrato, tratándonos en ocasiones con una displicencia que no corresponde con la devoción, que nosotros los deportistas, le profesamos. Tal vez, por dedicarle una buena porción de nuestro tiempo, por entregarle parte de nuestro sacrificio, esperamos ser correspondidos en igual medida. Tal vez los pequeños retos conseguidos los consideramos insuficientes, debido a nuestras altas pretensiones. Tal vez, un buen día, este maravilloso deporte te obsequia con un regalo en forma de mejor marca personal y todas esas dudas expuestas se desvanecen al instante y quedan desterradas de nuestra mente para siempre, o por lo menos para un largo periodo de tiempo.
      Ha bastado una corta carrera de diez kilómetros, para que todas esas dudas, como digo, se desvanezcan de manera rápida y concisa. Ha sido suficiente un buen registro en una prueba cronometrada para convencerme nuevamente de que el éxito llega con el esfuerzo, el sacrificio y la constancia y de que esas pequeñas lesiones no son más que daños colaterales, necesarios para seguir creciendo como deportistas.
      Y es que el deporte me tenía hoy reservada una gratificante sorpresa, aparentemente no era un día especial, no había nada que celebrar, no existían motivos para pensar que hoy pudiera recibir un regalo por parte de nadie. Al entrar en meta descubrí el regalo, mi nombre figuraba en el destinatario, como remitente: nuestro gran amigo el deporte y el mensajero la carrera del agua. ¿El regalo? batir mi mejor marca personal, ese record particular, que hace algunos años cuando lo conseguí, pensé que sería imposible que volviera a superar. Un puñado de segundos que normalmente cuando suman, no suponen nada, pero que en ocasiones como hoy, cuando restan lo significan todo. Porque un minuto de mejora en nuestro deporte, no es solamente una nueva cifra, que nos aprenderemos de memoria, olvidando para siempre la anterior, y la repetiremos cientos de veces, compartiéndola con amigos y compañeros con satisfacción, pero sin vanidad, es algo más. Ese minuto conlleva superación, alegría, orgullo, meses o incluso años de entrenamientos, perseverancia, las temidas lesiones y las consiguientes dudas. Esos segundos que ansias con todas tus fuerzas, pero que normalmente nunca llegan y cuando lo hacen, dan sentido a todo lo que antes no lo tenía, animándote a seguir luchando, a seguir esforzándote y a marcarte una nueva meta, pues la anterior acabas de alcanzarla. Y aunque un record no es para siempre, si lo es la satisfacción que te invade al conseguirlo, esa sensación perdura para siempre en nuestra mente.
      La carrera en sí, transcurrió bajo una soleada mañana, con temperaturas idóneas que invitaban a correr. Me presenté en la salida con el tiempo justo, apenas tuve tiempo para cambiar la ropa de calle por la de atletismo, estirar brevemente y como mi vehículo se encontraba relativamente lejos, aprovechar para realizar el calentamiento pertinente, recorriendo la distancia que separaba el mismo de la salida. Algún que otro saludo a compañeros de entrenamientos y acto seguido el ansiado pistoletazo de salida.
       Me habían comentado días atrás, que esta carrera, tenía un perfil favorable, siendo propicia para los buenos registros, aunque debido a la reciente lesión, no llevaba grandes pretensiones. No obstante, es cierto que cuando cuelgas un dorsal sobre tu camiseta, algo en tu interior se activa, es como si algún tipo de mecanismo oculto dentro de nosotros se movilizase, un mecanismo que no entiende de lesiones, ni de condiciones meteorológicas adversas, y que hace que corras de manera distinta a cuando entrenas.
      Los primeros kilómetros los recorro de manera rápida, para ser exacto, de manera muy rápida, esto unido al escaso calentamiento, hace que mi ritmo cardíaco se dispare. Los parciales de los tres primeros kilómetros me salen a 3:55, 3:58 y 4:05, siendo sincero, he de reconocer que al visualizarlos en mi gps, pienso que debe haber algún tipo de error, pues no estoy acostumbrado a correr a esos ritmos. Los dos kilómetros posteriores hasta el avituallamiento, disminuyo sin ser consciente de ello, mi ritmo de carrera, y digo sin ser consciente, porque la sensación que tuve fue la de ir a una velocidad constante, supongo que la fatiga, por el esfuerzo que estaba realizando, fue la que hizo que tuviera esa sensación.
      Durante los kilómetros cinco y seis, padezco un fuerte dolor abdominal, lo que comúnmente conocemos como “flato”, supongo que era inevitable que mi cuerpo se quejase de algún modo, aunque reconozco el dolor, pues ya son muchas las veces que lo he sufrido, continuo la marcha más despacio, intentando acompasar mi respiración. Los parciales son de 4:45 y 4:50 minutos por kilómetro.
     Durante el kilómetro siete el incómodo dolor desaparece y vuelvo a poner un ritmo más elevado, aunque sin llegar al de los primeros, parcial a 4:15. Puedo notar mientras corro, la velocidad en los atletas que lo hacen a mí alrededor, pienso que van muy rápido y me anima al pensar que si no se alejan de mí, yo debo ir igual de rápido que ellos. Observo el gps y me doy cuenta que siguiendo a este ritmo puedo hacer una buena marca personal. Además los tres mil últimos metros tienen un desnivel favorable, con lo que decido hacer un último esfuerzo, obteniendo parciales de: 4:07, 4:05 y 4:03. Finalmente el cronometro se detiene en 42:50, con un ritmo medio de 4:17.
      Tal y como detallé con anterioridad, la satisfacción al entrar en meta es inmensa, aunque me encuentro exhausto, camino unos metros y me siento en el suelo, sé que no es lo más conveniente pero me cuesta mantenerme en pie, minutos después me incorporo, me encuentro con klass, está contento, también ha bajado su marca personal. Después de compartir saludos con varios amigos y una vez que mi pulso ha recuperado las pulsaciones habituales, realizo los estiramientos pertinentes y emprendo la marcha hacia la salida para recoger mi vehículo, recorro los tres mil metros a un ritmo lento, mientras hago balance de la carrera. Ha sido un día perfecto, impensable a primeras horas de mañana, un día que tardaré en olvidar. Debido a la emoción y dejándome llevar por la euforia del momento, pienso en mi siguiente reto y en la infranqueable barrera de los cuarenta minutos para recorrer la distancia de diez mil metros. Por otro lado pienso que también era imposible hace un tiempo bajar de cuarenta y cinco minutos.
      Tal vez, en un futuro próximo reciba otro regalo como el de hoy, tal vez otro día se den todas las circunstancias necesarias y pueda volver a sentir la emoción de haberme superado nuevamente. Mientras tanto seguiré corriendo y estaré preparado por si llega.

6 comentarios:

  1. Muy bien. Hay un principio básico de la fisiología que es que hay que poner al cuerpo bajo stress para que suba peldaños fisiológicos, para que se recluten más fibras, mejore el VO2, ganes en potencia, etc. Si siempre haces lo mismo te estancas, hay que sacrificarse, es el único camino.

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  2. felicidades por tú mmp, seguro que hará que tus depositos de autoestima y confianza alcancen un buen nivel de almacenaje.

    para conseguir estos objetivos, hay que hecer repeticiones, cuestas, algo de gym etc.... de otra manera la progresión es maás dificil.

    Enhorabuena y a seguir con nuestro vicio.

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  3. Por un momento he pensado que el regalo venía en una bolsa de plástico de medio litro de capacidad. Me alegro haber compartido ese momento-meta contigo, felicidades. Y ojo, el domingo en Coslada, puede que tengas otro regalo. Suerte.

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  4. gracias gonzalo, tienes razón, hay que sacrificarse y seguir esforzandose, al final siempre merece la pena. un saludo compañero.

    David: ni te imaginas como están ahora esos niveles, por las nubes!!! pero hay que contener la euforia, esta carrera aunque muy gratificante ha sido un "accidente", el objetivo sigue siendo el maraton, pero que bien sienta de vez en cuando una satisfacción asi.
    gracias por tus consejos, un saludo compi.

    klass: lo de la bolsa mejor ni hablar, buen momento la llegada si señor!!! espero poder seguir compartiendo mas momentos como ese, eres un fenómeno. En coslada quiero ver como se encuentran mis piernas, y sobre todo ver como asimilo los 21 km, pero quiero ir despacio, nada de marcas. (por lo menos esa es la intencion). Un fuerte abrazo.

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  5. Enhorabuena UNYKO, qué envidiaaaaa. Me alegro, un pasito más para la maratón. Seguro que esos 40' caen en la próxima 10K.

    Un saludo.

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  6. Joder, no te tenia en "seguir", ya sí.
    Bonita primera parte de la entrada y esas preguntas que tan personales te haces y muy bien hechas por cierto, he de decirte que son de todos, yo también las quiero y las tengo...y que siga así pq el dia que no te plantees un mínimo reto, esto se desmoronará.
    Ayer en los entrenos te buscaba, te buscaba pero ya he visto donde anduviste :-P

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