Media Maratón Ciudad Universitaria 13-03-11

      Por primera vez y sin que sirva de precedente, he convertido una media maratón en catorce kilómetros. Los motivos han sido los siguientes: En Primer lugar, encontrarme en pleno proceso de recuperación de una lesión en la rodilla, en segundo lugar porque así lo aconsejó nuestro entrenador y demás corredores experimentados, esos a los que habitualmente escucho y presto atención en sus sabios consejos, pero a los que de igual modo, una vez metido en carrera y llevado por la euforia del momento, hago caso omiso. Y en tercer y último lugar, porque la ocasión la "pintaban calva". La prueba consistía en dar tres vueltas de siete kilómetros cada una, a un circuito urbano, con la posibilidad, de completar siete, catorce o la media maratón en cuestión. Fue por todo ello, que decidiera, muy a mi pesar, justo antes de completar el kilómetro catorce, lugar donde debía elegir entre seguir de frente en busca de la media maratón o como finalmente hice, girar a la derecha y llegar a meta. Aunque así estaba planeado de antemano, y el convencimiento de hacer lo correcto era absoluto, llegados a este punto, hube de hacer un sobre esfuerzo mental para no seguir en carrera. Tuve por un instante la sensación de estar abandonando una carrera, sin tener motivos para hacerlo, fue un momento de conflicto entre mi razón y mis piernas, la primera de aconsejaba llegar y finalizar la prueba, mientras que mis piernas, todavía sin acusar la fatiga por los kilómetros recorridos, se negaban a dejar de correr. En el momento que crucé la línea de meta, fui consciente de haber hecho lo correcto. Por primera vez y sin que sirva de precedente: la razón, tenía toda la razón......

          El día amaneció nublado, algo normal, teniendo en cuenta las fechas en las que nos encontramos, aunque con buena temperatura, y por suerte para todos, sin la temida lluvia que convierte el asfalto en auténticas pistas de patinaje. Recogida del chip para el correcto cronometraje de los tiempos, y a continuación reencuentro con buenos amigos, foreros y compañeros de entrenos del Mapoma, después de contarnos las “batallitas” oportunas, ponernos al día con los partes médicos de cada uno y hacernos varias fotografías para inmortalizar el momento, nos despedimos deseándonos suerte para la carrera.

  

            Es la primera vez que participo en esta carrera, ha venido mucha gente, supongo que la posibilidad de correr distintas distancias ha sido un atractivo para los atletas. Observo el lugar donde se va a efectuar la salida y aunque la avenida es amplia y no creo que haya problemas al salir, decido colocarme cerca de los primeros puestos. Poco antes del pistoletazo de salida, solicitan a través de megafonía, guardar un minuto de silencio en honor a los afectados por el terremoto y tsunami en el pueblo nipón. Minuto cumplido y respetado de manera rigurosa por los allí presentes, rompiéndose el mismo con un masivo y emotivo aplauso. Acto seguido da comienzo la carrera.

          Los primeros dos kilómetros los recorro bastante rápido, teniendo en cuenta mi estado físico actual, primer error, me he dejado llevar por el fuerte ritmo de inicio de carrera, noto una molestia en la rodilla, aflojo y me lo tomo con más calma, me doy cuenta que no he calentado lo suficiente. La carrera es un continuo sube y baja, pero sin fuertes pendientes. A la altura del kilómetro cuatro veo a enrique, compañero de entrenamientos del Mapoma, va caminando, me sitúo a su altura y acomodo mi ritmo al suyo, le pregunto cuál es el motivo y me comenta que ha tenido un “pinchazo” en el gemelo, caminamos un par de minutos y finalmente me anima a proseguir con mi carrera. Que fastidio! Está malhumorado por la mala suerte que ha tenido. En cierto modo le comprendo, preparas con mino una carrera durante un tiempo, con duros entrenamientos, con tesón, con esfuerzo y sacrificio y en un santiamén se va todo al traste.

          Continúo a mi ritmo, algo más rápido de lo que tenía previsto, pero sin llegar al de los primeros kilómetros, estoy cómodo y ahora sin molestias por lo tanto, la carrera va perfecta. Antes de llegar al kilómetro siete, a punto de completar la primera vuelta, vuelvo a coincidir con Enrique, ha ido atajando, nuevamente camino un tiempo junto a él, me comenta que no mejora, y que seguirá andando hasta la meta. Nos deseamos suerte y prosigo mi marcha.

          Comienza mi segunda y última vuelta, aprovecho para beber agua, me propongo intentar mantener un ritmo más o menos constante, pues en la primera, entre cambios de ritmo, subidas, bajadas, parones y demás, no he sido capaz de encontrar esa cadencia continuada.

        Soy adelantado por bastantes corredores, yo hago lo propio con los que circulan más despacio. Reconozco a compañeros y amigos con los cuales comparto algún que otro comentario, entre ellos a Paco, no le he visto llegar, se interesa por mí mediante unas breves palabras, alejándose a continuación, lenta pero paulatinamente. Sin darme cuenta llega el momento que anteriormente expuse y tal y como expliqué con la final decisión de entrar en meta, dejando las heroicidades para otro momento. El tiempo final, una hora y diez minutos, con un ritmo cardíaco medio de ciento sesenta pulsaciones por minuto. Contento por muchos motivos, tales como: ausencia de dolores, compartir saludos con viejos amigos, pero sobre todo por seguir mi proceso de recuperación de manera favorable.

         

          Resta poco más de un mes para mi cita con el Maratón de Madrid, no quiero descartarlo definitivamente, pero he perdido tres semanas de entrenamientos que considero cruciales y de vital importancia para llegar con garantías al mismo. De momento quiero esperar acontecimientos, siendo el transcurrir de los días, los que dictaminen si finalmente llegaré con la preparación necesaria para un año más enfrentarme a él.

Fotografías cortesía de: Runningbox,  forofos del running, corricolari, Sebastián Navarrete y klass, gracias a todos ellos.