Maratón Sevilla 2013 (Mi crónica)

Con lo sencillo que resulta dar ese primer paso en el maratón y lo complicado que se antoja escribir la primera palabra para resumir el mismo...

 

 

En este maratón me ha costado más de lo habitual poner en orden todos y cada uno de los sentimientos y sensaciones vividas, algo de pereza también ha habido, todo hay que decirlo, tal vez mi cabeza precisaba, al igual que mis piernas, de un merecido descanso. Los días previos fueron muy intensos, demasiados nervios, algo de ansiedad y mucha incertidumbre, que también desgasta, por lo menos a mi me ha pasado factura. No estoy acostumbrado a esos niveles de nerviosismo, creo que necesitaba esa desconexión de todo lo que tuviera que ver con el maratón.

La preparación de este maratón, comenzó allá en el mes de Noviembre y lo hizo corriendo el de Valencia, a partir de aquí, tres meses de entrenos, en los que he corrido dos medias maratones de montaña, dos medias maratones de asfalto, una de ellas con marca personal en Getafe. Después de analizar todo, creo que gran parte de culpa, del resultado final, la tiene haber disputado esa media maratón, sea como fuere, lección aprendida, nunca más volveré a disputar absolutamente NADA mientras esté preparando un maratón. Al final han sido alrededor de 800 km, repartidos en 62 sesiones de entrenamiento. Por el camino me dejé, 75 horas de esfuerzo y dedicación, un par de kilos, una uña y una muela.

 

Con estos números me levante el viernes a las cinco de la mañana y emprendí rumbo a la capital Hispalense. En las maletas toda la ilusión posible, creo que si sumo la de los otros siete maratones no junto tanta como la que llevo en esta ocasión.

 

Acudo a la cita prevista en la feria del corredor, allí tengo la suerte de coincidir con muchos buenos amigos, también con ilustres blogueros, unos ya conocidos y otros todavía por conocer, pasamos un rato ameno y agradable entre charlas y risas, en especial con Barroso, (que arte tiene este hombre).

 



 



 

Consigo cambiar el cajón de salida, tan solo necesito acreditar la marca requerida, no tenía mucha importancia salir con el grupo de más de cuatro horas, lo sé, pero me quedo más tranquilo saliendo en el cajón de las 3:15.

 

Algo de turismo, y descanso, mucho descanso, por la tarde coincido con Pablo, (bounce-FFDR), un placer saludarte y compartir charla amigo, me alegra y consuela comprobar que no soy el único nervioso.

 

A pesar del madrugón, de los 500 kilómetros de carretera, de no echarme la siesta, de haber caminado más de lo recomendable y de tomarme una tila doble....A las 11 de la noche los ojos como platos, a las 12 más de lo mismo, la última vez que miré el reloj, éste marcaba la una y media.... Esto ya es un clásico la noche antes de un maratón...



 

Bonito número

7:00 AM, arriba!!!! Desayuno fuerte, leche con cereales, plátano, galletas, miel y para la puerta sur del estadio olímpico de la Cartuja, lugar donde hemos quedado todos para saludarnos y desearnos suerte. Hace algo de fresco aunque se soporta bien, en torno a 4 grados, dudo si llevar ropa de abrigo y dejarla en el guardarropa, pero es que odio las aglomeraciones, me agobian, con lo que decido salir del hotel ya vestido, y encima una vieja camiseta que me desharé de ella cuando de comienzo la carrera.

 

Vamos llegando uno tras otro al punto de encuentro acordado, cada uno con sus nervios, con sus miedos, con sus preocupaciones, pero todos cargados de ilusión, nos ponemos al día en cuanto a partes médicos, nos deseamos suerte e inmortalizamos el momento.

 

 

A pesar de ser pronto, todavía resta media hora larga para el comienzo de la carrera, decido poner rumbo hacia la salida, me cuesta horrores mantener las piernas quietas, hoy tienen vida propia, me separan de ésta, escasos mil metros, comienzo caminando, luego trotando, y finalmente me vuelvo a parar, porque me veo esprintando y no es plan…

 

El acceso a los cajones de salida sin mayor problema, música de fondo, lo de fondo por decir algo, el volumen es increíblemente fuerte, tanto que cuesta hablar y entenderse, el speaker haciendo su trabajo, muy bien por cierto, en definitiva un ambiente estupendo. Miro el reloj, todavía faltan veinte interminables minutos, imposible permanecer aquí de pie firme tanto tiempo, decido hacer algo que nunca antes hice en los momentos previos a un maratón: trotar. Vuelvo a salir, cascos en las orejas y la música a tope, necesito abstraerme de todo esto, no sé si me vendrá bien trotar y gastar energías, pero desde luego será mejor que estar aquí parado con estos nervios.

 

Mientras me alejo acuden a la memoria, todos los entrenamientos pasados, también los ánimos de la familia, de los amigos, hay mucha gente que confía en mis posibilidades y eso siempre ayuda.

 

Vuelvo a situarme en mi sitio, finalmente en el cajón de las 3:15, el ritmo cardiaco alto, que digo alto... altísimo, ¿cómo es posible que mi corazón lata 150 veces en un minuto estando parado? El speaker nos da las últimas recomendaciones, cuenta atrás y a correr...

Dije correr? No, a correr no, a volar, pues eso, el primer kilometro a 4:15, lo sé, no tiene sentido, pero hay que estar ahí para comprenderlo, es mucha la tensión acumulada y por algún lado tiene que salir.  Dios!!!, como me gusta el primer kilómetro de un maratón, es fabuloso sentir en tu cuerpo tantas emociones de manera simultánea. Esa “carne de gallina ó piel de pollo” que no es de frio, no, es alegría en estado puro, intentando salir por todos los poros de la piel. Ese nudo alojado en la garganta que ni sube ni baja, emoción cien por cien, ¿qué otra cosa podría ser?, nudo que normalmente se disuelve con un fuerte grito. Me siento afortunado por estar aquí, justo en este momento, siempre me ocurre, esos instantes son increíbles, los que los habéis vivido sabéis de que hablo.

 

A la altura del kilometro tres el ritmo cardiaco se estabiliza, 130 pulsaciones rodando en torno a 4:30, y pensar que hace un rato estaba en 150 estando parado, esto no hay quien lo entienda…

 

Antes del primer avituallamiento en el kilometro cinco, me adelanta un grupo numeroso de corredores, uno de ellos porta un gran globo con una pegatina que marca las 3:15, van rápido, ese ritmo no es el mío, pero.... Bueno, voy bien de piernas, a nivel cardiovascular mejor aún, no se hable más, me voy con ellos. Aunque me sitúo unos 30 metros por detrás, es un grupo demasiado numeroso y no soy yo de correr con multitudes precisamente.

 

El kilometro diez llega enseguida, a decir verdad no he sido consciente, ni de la distancia recorrida, ni del tiempo transcurrido, siendo sinceros, no recuerdo ningún lugar emblemático, ¿Maestranza, Torre del Oro? Juro que ni rastro de ellas, He ido concentrado con el ritmo, analizando y recordando la estrategia de carrera, pendiente de la bebida, de la comida, aún así… ¿no ver la torre del oro?.

 

 

 

Este primer diez mil lo recorro en poco más de 45 minutos, reconozco que la emoción me invade, me siento alegre y feliz por encontrarme tan bien, tan fuerte, tan ágil, creo que es el maratón en el que mejor sensaciones estoy teniendo y eso que el ritmo es bastante más alto de lo que habitúo. Imposible no emocionarse y dejar volar la imaginación:

 

- ¿Y si pudiera llegar a meta con el globo de las 3:15?, sería increíble!!

 

- Pues, si llego con ellos, cuando quede un kilometro les doy el hachazo, lo siento por ellos pero yo se lo doy.

 

- ¿Y si se lo doy ya?, es que voy tan bien, a lo mejor son ellos los que van mal, sí, parece que han aflojado el ritmo, da la impresión que ya no van tan bien ni tan rápido como antes.....

 

He comenzado a sudar, el sol está mas alto y ya calienta, si antes iba cómodo ahora voy mejor todavía, nuevo avituallamiento, unas pasas que acompaño con bebida energética que la organización nos ofrece. Sigo totalmente abstraído e inmerso en mis pensamientos, que increíble sensación esta de ir cómodo, vuelvo a valorar la posibilidad de apretar y pasar el globo, tampoco tendría que hacer un gran esfuerzo, con aumentar el ritmo 5 segundillos el mil sería suficiente.

 

En ese instante, la cordura llama a mi puerta y me dice que tranquilo, que esto es muy largo y que hay que guardar fuerzas, decido mantener el ritmo y ver qué pasa, y lo que pasa es que sin saber cómo ni por qué aparece, de no sé dónde, una molestia que se aloja en la parte baja del gemelo. En cuestión de segundos, todas las alarmas de mi cuerpo encendidas, me asusto, me cabreo, me desespero, me desquicio, y finalmente me calmo o por lo menos lo intento, necesito calmarme, es solo una molestia, ¿cuántas veces he tenido molestias en una carrera y luego han desaparecido?

 

Ni yo mismo me creo lo que me estoy planteando, tengo una molestia y 26km por delante, sé que no va a desaparecer el dolor corriendo. De momento, disminuyo el ritmo, lo he debido de hacer de manera inconsciente, pues mi sensación es que continúo corriendo como antes. Aunque tan sólo es una sensación pues el “globito” se  aleja, bueno da igual, están ahí mismo a tiro de piedra.

 

En plena batalla mental y a la altura del kilómetro diecisiete, aparece de no sé donde mi familia, no estaba previsto pues habíamos quedado directamente en meta, en el estadio de la Cartuja. La sorpresa sube los niveles de euforia, pequeña parada, lo justo para ponerles al día en cuanto a las dolencias y continúo la marcha.

Aprovechando el avituallamiento en el km 20, decido parar y estirar, el gemelo esta rígido, es como si de repente hubiera perdido toda su elasticidad, personal de la cruz roja me rocía con el espray milagroso, ese que todos sabemos no hace nada, pero que aún así nos lo echamos.

 

Reanudo la marcha, continuo viendo el globo de las 3:15, aunque ya está lejos, por lo menos me separan dos minutos de él, ahora eso no importa, esa no es mi guerra ni mi objetivo, ya, pero estaba tan cerca....

 

La media maratón la paso en 1:39, definitivamente la molestia se ha convertido en dolor, ahora si soy consciente que este dolor no se va a esfumar, debería retirarme y no tentar a la suerte, es lo más coherente, no quiero forzar y agravar una posible lesión y por jugar a héroes tirarme tres o cuatro meses en el dique seco....

 

Otra parte de mí, me obliga a seguir, me vienen a la cabeza todos los ánimos de mis amigos, de la familia, blogueros, decido continuar y seguir hasta donde buenamente pueda. A fin de cuentas es sólo dolor, duele sí, pero no me impide correr.

 

De cardio continúo bien y de piernas (si no contamos el gemelo) también voy bien, los ritmos salen en torno a 4:45 el mil. En el km 25 vuelvo a estirar, masajeo la zona afectada, en el momento que dejo de correr el dolor desaparece, que malas tentaciones, pero debo seguir, unas gominolas, un poco de agua y continuamos.

 

Del globito ni rastro, aunque ese no era mi objetivo, yo buscaba los 3:20 (el que no se consuela es porque no quiere). Si por lo menos disminuyera algo el dolor y me dejara correr, aunque solo fuese durante una hora..... Pero no disminuye, y como cosa normal, con el paso de los kilómetros aumenta, llego al km 30, en 2:24, decido hacer otra parada, ésta será más larga, aprovecho para comer, beber, estirar, masajear de nuevo la zona y aplicarme de nuevo el espray milagroso, continuo la marcha, primero caminando, luego trotando y después corriendo, vamos Javier, 12 kilómetros!!! eso no es nada, es menos de una hora….

 

Me resulta imposible no hacer cálculos, el 3:20 se acaba de esfumar, como se esfumó el grupo que portaba el globo, los sueños son efímeros, tengo que ser realista, ya no merece la pena correr, ¿para qué seguir corriendo? No voy a lograr el objetivo, estoy con bastantes dolores, esto no tiene pinta de mejorar, lo normal es que empeore y lo peor de todo.... No estoy disfrutando.

 

Bueno no estoy disfrutando pero... ¿Retirarme?, nunca he abandonado una carrera, además, todavía me queda un último cartucho, todavía puedo bajar de las 3:24 y hacer mmp…Pues vamos!!!!!

 

 

 

 

Mp4 al canto, música a toda “pastilla”, no hay dolor, no hay dolor, bueno si lo hay pero se aguanta. Antes de llegar al kilómetro 35, transitamos por un bonito parque de María Luisa y a continuación por una abarrotada plaza de España, el público anima con entusiasmo aunque hoy los ánimos no surten el efecto de otras veces. A pesar de todo no salen muy malos parciales, todos los kilómetros entre 4:40 y 4:45.

 

 

 

Estoy como loco por llegar al nuevo avituallamiento y aprovechar para volver a estirar, no termina de aparecer, la espera me resulta eterna, por fín!!. Busco el bordillo desesperadamente, estiro, aunque estirar ya no calma el dolor como antes, mientras  aprovecho para tomar un gel energético.

 

 

Una mujer de avanzada edad y que se encontraba animando se acerca y me pregunta si quiero agua, me comenta que está fresquita, por supuesto la acepto y se lo agradezco. Su cara es un poema al observar que derramo el agua sobre el gemelo, la explico que me duele mucho y que el frio me calma y consuela.

 

- Hijos ¿cómo corréis tanto?, ¿te duele mucho?

 

La maternal mirada de aquella mujer me transmite una paz y un sosiego increíble y difícilmente explicable mediante estas letras, sin lugar a dudas ha sido mi ángel en esta carrera.

 

En aquel momento no supe o no fui capaz de contestar a su pregunta, ¿por qué corremos tanto? Pues no lo sé señora, tal vez por que cuando corremos nos sentimos vivos, tal vez porque correr nos hace libres, tal vez porque correr nos brinda la posibilidad de conocer gente maravillosa y entrañable como Usted. Sé que nunca leerá esto buena mujer, pero desde aquí, mil gracias y un abrazo enorme.

 

Antes de partir, apuré el poco liquido que aún quedaba en la botella, cogí sus manos con las mías, y la dije un escueto y sencillo: gracias, ella sonrió, y yo me fui feliz y contento, con los mismos dolores sí, pero contento.

 

El paso por la catedral es bonito, bueno eso dicen, yo no recuerdo nada, también estaba por allí la Giralda, por lo menos eso reza en el plano, tengo la extraña sensación de estar corriendo sólo, a pesar de estar rodeado por corredores y público, me siento como en una burbuja perfectamente insonorizada, hoy sí soy yo, mis pensamientos y mis circunstancias, hoy no hay nada más.

 

Nueva desilusión al canto, tampoco podrá ser la mmp, que sinsentido todo esto, cuanta ilusión, cuanto esfuerzo y que poco premio, voy roto, el dolor es insoportable, aunque no sé si me hace más daño el dolor en sí o la propia desilusión. Por un momento quiero mandar todo a la porra, me quiero parar, tumbarme meter las piernas en una fuente helada y no volver a correr más en toda mi vida, creo que hasta me molesta que la gente me anime.

 

La cojera ya es evidente, ya no me vale con acortar la zancada, pisar mal hace que aparezca otro dolor en la cadera. en el km 40 recibo los ánimos de David (matraca), me regala una camiseta de su carrera, gracias por el apoyo amigo.

 

 

 

En el 41 me saluda Miguel, me alegra enormemente verle, sigo su estela como buenamente puedo, nunca antes padecí tanto dolor corriendo, todavía hoy sigo sin entender de donde demonios salen esas fuerzas, esas ganas que nos invitan a continuar corriendo.

A escasos 200 metros, un fuerte apretón de manos con Miguel, él vuela hasta su meta, la mía a pesar de ser la misma se encuentra más lejos, ya solo restan 50 metros, ahora sí está hecho, ahora sí voy a caminar, estos metros son para mí. Me los merezco.

 

03:26:06

 

 

Y el video entrando en meta....