TRAIL PEÑALARA 60K- (SEMANA 2/5)

Semana de dudas, de incertidumbre, (sobre todo después de la salida del pasado domingo), semana de preguntas:

- ¿Podré con esto, o por el contrario me quedará grande este reto?

- ¿No será una temeridad formar parte de esta aventura?

-  ¿Pagaré la osadía y el atrevimiento?

- ¿Es tan delgada la línea que separa la intrepidez de la estupidez?

Hay días, en los que las ganas, el entusiasmo y la ilusión me hacen creer que sí, que seré capaz de cruzar la meta el próximo día 29, otros en cambio, mi escasa sensatez me hace ver todo de una manera más realista. Es entonces cuando tengo la impresión de estar entrenando a marchas forzadas, contrarreloj, con la sensación de que, el gran reto me llega en plena pretemporada. Puedo acelerar y aumentar los entrenamientos, pero los plazos de recuperación… esos, son los que son, y esos, o los respetas o estas jodido fastidiado, es lo que hay.

 

 

Las ganas e ilusión para cualquier carrera las considero indispensables, hay que estar “enchufado”, pero solo con eso no es suficiente, de poco sirve estar a tope de moral, si las piernas están blanditas y más aún en la montaña. Porque, un maratón por asfalto, a poco que hayas entrenado, te pones, regulas, controlas ritmos, caminas si tienes necesidad de hacerlo y piano piano llegas a meta. Pero la montaña….esto es otra historia, además no son 42, son 60… Pero yo quiero…. Pero no sé si puedo….pero tendré que intentarlo….pero es que he entrenado cuatro días…. Pero es muy difícil,…. Sí, siempre lo es, pero esta vez lo será más…. Pero fíjate la gente que lo corre lo bien preparada que está…. Pues se intenta, con un par joder!!!!.... verás que estacazo me voy a llevar…. Bueno nadie me podrá reprochar nada, por lo menos lo intentaré…. Además hay mogollón de amigos que me están animando a intentarlo…. Y así me ando un día sí y otro también, dándole más caña a la cabeza que a las piernas…. Veremos qué pasa…. 

- LUNES: Descanso (abdominales, estiramientos… poca cosa)

 

- MARTES: Salida desde el parque de polvoranca, en Leganés, llegando hasta Fuenlabrada, alternando trotar y caminar, en algo menos de dos horas completo 16 km. Inmejorables sensaciones.

 

- MIERCOLES: Descanso

- JUEVES: Descanso

- VIERNES: Descanso

- SABADO: De nuevo a la montaña, por la zona de la barranca, en plan tranquilo, alternando trotar con caminar, algo más de dos horas, 550 metros positivos y otros tantos negativos, completo unos 14 km. Muy buenas sensaciones, día perfecto, buena temperatura, vistas increíbles, me quedo con ganas de más, aunque no quiero forzar pues el domingo hay prevista otra salida con los colegas y salida de las buenas. Quiero darle caña a las piernas sin que éstas hayan recuperado totalmente, para simular la fatiga muscular que tendré en carrera y ver qué pasa.

 

- DOMINGO: Y lo que pasa es que desde el primer momento las piernas no van, mala elección esta de repetir, pero bueno es lo que toca. Hoy nos hemos acercado hasta Manzanares el Real, saldremos desde el parking próximo a canto cochino, con la idea de subir hasta maliciosa, esta zona de la Pedriza me encanta, aunque hoy hace frio y una amenazante niebla.

Una buena amiga dice:

- Si niebla en la montaña… a la cabaña.

- Si niebla en el valle….a la calle.

Pues hoy la niebla está en la montaña ya veremos si esto del refrán funciona o no. De momento los colegas, cuando no he terminado de abrocharme la mochila, salen como motos, ni me molesto en seguir su estela, lo peor es que hoy voy a llevar el grupo lastrado. Ellos de vez en cuando vuelven a bajar hasta mi altura y reemprenden la subida de nuevo conmigo.

Lo peor no son las malas sensaciones, que también, lo peor es el desanimo que me entra, al comprobar el abismo que existe entre su estado de forma y el mío. Y es justo en este instante donde llegan todas las dudas que comenté con anterioridad, y es en ese momento cuando una salida “disfrutona” se convierte en un calvario.

 

 

La sensación por momentos es de ir con una constante “pájara”, como vacio de fuerzas, incluso en los tramos donde el terreno llanea y nos permite trotar, me cuesta. Tropiezo en varias ocasiones, con piedras y raíces, afortunadamente no llego a “besar” el suelo, supongo que el cansancio hace que no levante las piernas lo suficiente.

Según ascendemos y ganamos altura, la niebla se hace más y más densa, la temperatura también desciende bastante, paramos unos minutos para comer algo y abrigarnos todo cuanto podemos (que no es mucho). Cuando llevamos unos siete kilómetros nos topamos con un rebaño de cabras, momento que aprovechamos para volver a detener la marcha, fotografiarlas y decidir que nos damos la vuelta. No merece la pena arriesgar a perdernos o jugarnos una torcedura y más aún con el frio y la lluvia, las piedras están muy resbaladizas, las posibilidades de lamentar algún percance acaban de crecer y de qué manera!!, En efecto el refrán es cierto… Deberíamos estar en la cabaña y no aquí.

 

 

 

El descenso peor que la subida, sigo totalmente vacío de fuerzas, a pesar de bajar de manera lenta, el tobillo se tuerce un par de veces, la segunda con algo más de dolor, finalmente un pequeño esguince, que con hielo, antiinflamatorios y una visita al fisio ha quedado más o menos bien, ya que no me impide caminar ni correr.

Después de las casi tres horas, completamos algo más de 14 kilómetros con unos 1000 metros positivos y otros tantos negativos.

La parte positiva, por buscarle alguna, la satisfacción por haberme esforzado estando bajo mínimos, y poder disfrutar de los colegas en un entorno tan bonito y especial como la Pedriza… Siempre merecerá la pena

 

Felices Kilómetros.