SUBIDON.... PERO DE PULSACIONES

Cinco meses sin hacer series son muchos meses, desde la preparación para el pasado maratón de Valencia, allá por el mes de Octubre donde realicé las últimas, no había vuelto a experimentar esa sensación de ir a “tope”, ese no parar de escuchar el constante bip bip del gps, indicándote que has superado tu nivel máximo de pulsaciones. A decir verdad, llevaba tiempo rondándome por la cabeza la idea de marcarme unos miles a todo lo que pudiera, sé que de cara al reto que tengo entre manos, sirven de más bien poco, pues lo que se dice velocidad no es precisamente lo que necesito y aportarme a nivel entrenamiento… a parte de alguna lesión, no sé si aportarían mucho. No obstante, el cuerpo me pedía quitar las telarañas, como dice mi compañero de fatigas Miguel, limpiar la carbonilla del depósito, y es que cuando el cuerpo pide guerra, no hay lógicas ni razonamientos que valgan.

Sabía de antemano, que en estas series no iba a acercarme ni por asomo a los ritmos de antaño, por debajo de cuatro minutos el mil, aún así necesitaba hacerlas, o cuanto menos intentarlo, dar el máximo posible, sentir las piernas atestadas de lactato, con esa sensación de estallar en cualquier momento, necesitaba sentir en el pecho como el corazón bombea de manera vertiginosa y con fuerza, y sobre todo esa vuelta a la calma, esa inigualable sensación de tranquilidad que te invade cuando das por terminado el ejercicio.

Como hacerlas en solitario no es la mejor opción, animo a Jesús para compartir entreno ( no hizo falta mucho para convencerle, gracias niño). Después de los veinte minutos de rigor para completar el calentamiento, comienza el primer mil, a pesar de ir controlando el ritmo, enseguida suben las pulsaciones lo completamos en 4:26, un minuto y medio al trote para recupera pulsaciones y sin darnos cuenta el gps comienza a pitar de nuevo…. Arranca el segundo, se hace largo, muy largo lo completamos en 4:15, nuevo descanso y a por el tercero, éste en 4:09. Las piernas comienzan a quejarse, la falta de costumbre en este tipo de entrenamiento pasa factura, aumentamos la recuperación hasta los dos minutos. Jesús va mas sobrado de lo que voy yo, comentamos la diferencia de sensaciones con respecto a este tiempo atrás, vamos niño!! A por el cuarto mil…. Pica un poco hacia arriba y se nota, paramos el crono en algo más que el anterior: 4:21. La recuperación ahora es caminando, he mirado de reojo el gps y marcaba 178 pulsaciones. Venga uno más, Comienza el quinto, Jesus se pone a tirar como un condenado, me cuesta seguirle pero mantengo mi posición junto a la suya, el acido láctico acumulado empieza a hacer estragos en mis piernas, éstas no responden como al principio, a pesar de ello continuo y lo hacemos en 4:08. Paro en seco, mal hecho, lo sé, pero no puedo dar un paso más, me inclino apoyando mis manos sobre las piernas, siento las primeras nauseas, recupero el aliento, caminamos, después trotamos muy despacio, pulsaciones máximas en este mil: 192, el pulsímetro no debe andar bien…

- Mucho tiempo sin hacer miles, tal vez deberíamos haber hecho diez o doce quinientos, le comento…..

- ¿Vamos recuperando para casa? Me pregunta.

- Le contesto con otra pregunta ¿ Hacemos otra?

- Venga!

Nuevo bip del gps y…. a correr, se que la frasecita de marras está ya muy trillada, pero es que durante este último mil, literalmente: No siento las piernas!!! Parecen dos tacos de madera, se hace larguísimo, lo completamos en 4:17, acabo con la sensación de haber hecho un dos mil.

Ahora sí…. se acabó, vuelta a la calma con otros tres kilómetros muy suaves, y para casa, recuperando pulsaciones, porque lo que son las piernas hoy ya no se recuperan, eso sí, con una satisfacción enorme, aunque los ritmos no son como para tirar cohetes, el esfuerzo ha sido total y absoluto, no ha quedado un gramo de fuerza dentro de mi cuerpo que no me dejara en el camino…. Telarañas quitadas….

La semana se ha completado con dos días de gimnasio, otra salida de 12 kilómetros a un ritmo medio de 5:30 y la correspondiente tirada larga. Al igual que la semana anterior, con unos ritmos lentos y controlados, obligándome a caminar durante aproximadamente un par de minutos en 8 ó 9 ocasiones. Finalmente han sido 3:20 horas para completar 31,5 kilómetros con una frecuencia cardíaca media de 129 ppm.

En ocasiones me cuesta mantener este ritmo lento y parsimonioso, la baja velocidad me obliga a cambiar la zancada, pasos más cortos y sin levantar prácticamente los pies del suelo. De todos modos, muy contento y algo sorprendido, pues a pesar de los kilómetros no quedan ningún tipo de secuelas o molestias los días siguientes.

El equipo para los cien, ha vuelto a crecer, me alegro por tu decisión Miguel, ya no hay vuelta atrás, disfrutaremos de la carrera como siempre, eso seguro, pero más aún de los entrenamientos que nos llevarán a ella.